El colaborador, el Palomo


Su baile suele ser como el de todos, bamboleante, simétrico, melodioso; pero es su manía esa de picar la mano la que la hace diferente.
Es un palomo avezado; sus plumas son suaves y blancas; y sus patas, terminan en tres dedos en garra con piel rugosa, roja. Su tamaño, es como el de todos, de un palmo a lo más.
Lo describo porque se ha estado comportando muy extraño, desde que se comió el grano; y no siento que es el mismo. Su garbo cambió algo de pronto y sus alas crecieron; su violencia hacia mis dedos, disminuyó, y se volvió más manso. Una mascota por fin educada y amable se volvió; como el sueño más grande que tuve cuando lo encontré en la calle a él.
Se había tragado una semilla de oro.
Esta semilla que en realidad no es oro, o quizás lo sea, yo no puedo asegurarlo, brillaba como si fuera oro; lo encontré en un cerro no muy lejano de aquí de niño, y lo he guardado por lo bello en mis cajones secretos. Esta semilla brillaba como oro y en un descuido seguro que obvie, el palomo que anda por todas partes, se lo comió.
Sé que él fue porque de las tres semillas que traje, solo había dos en este momento.
Pero su cambio se veía en su expresión, y yo le vi y noté que quizás no era el que encontré. 
Había vuelto de una marcha por: “No al maltrato animal” cuando me di con esta sorpresa.
Y hubiera dejado de serlo sino fuera porque el palomo de pronto abrió el pico y como amante de los animales, me quedé perplejo.
Yo siempre había pensado que el animal también debía hablar; pero algo como una fuerza no quiere que le preguntemos a ellos de nosotros; es como si hubiera en todo el planeta para que no descubramos de donde somos: un hechizo, una ley prohibida…
Recordemos que la mula se habló al apóstol Pablo en camino a Damasco; así que si está en la biblia, ocurrió de verdad. Y ahora, al parecer, me ocurrió a mí, habiéndose dicho antes que mi palomo abrió el pico.
-         Lo que pasa- habló- es que, si hablamos, desaparecemos; es una ley para todos: no comunicarnos con el hombre. Nosotros sabemos, porque lo hemos visto según nuestros ancestros, de donde son ustedes.  Pero no pueden saberlo porque está prohibido que sepan que están a prueba.
-          ¿A prueba?  - le pregunté.
-          Si- me dijo- a prueba. En los albores- esto me dijo el ancestro-el que ahora eres tu, pero en carne, no era sino luz. Y algo debiste haber hecho allá arriba, errado, que, para no condenarte de frente, a un castigo total, te enviaron aquí a este lugar, para corregir lo que arriba mal procediste.
-         - ¿Qué dices? ¿Que no somos de la tierra?
-          Mis ancestros me hablaron que ustedes, el primer ser, vino en una luz a la tierra. Dijo el creador que puso al hombre en el huerto que había hecho para él, pero no dijo que lo había hecho a él, en el huerto.
-         -  Palomo, ¿y porque somos tan crueles, tan malos, tan despiadados?
-          - Una fuerza invisible que no se ve, pero que es-semejante al creador, pero menos-quiere llevarse a cuantos pueda consigo, al castigo eterno, pues el rey de esta fuerza maligna, sabe que le queda poco tiempo… Oh ya desaparezco, he hablado mucho…por favor no digas nada de esto.
-         - ¿Y ustedes quienes son realmente? ¿ángeles también como nosotros, que pecamos y caímos a este planeta?
-          - No, obreros tan solo, pasajeros, en este cuerpo; desprovisto de razón mas no de corazón, para hacer más amena vuestro paso por aquí. Ustedes más adelante, los que venzan, lograran la vida eterna; nosotros por fin, después de los mil años, podremos finalmente hablar; aunque para ese tiempo, los de abajo, saldrán y repoblaran la tierra; en tanto ustedes regresaran de donde son…ustedes nunca fueron aptos para este planeta.
-          - No te vayas palomo, no te vayas
-          - He hablado mucho- me queda morir, … ahora desapareceré.
-          - No, palomo, no…llévame. Prométeme que me llevaras....


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